El jabón de Castilla (o en inglés Castile Soap) tiene su orígen en el Reino de Castilla, una región del país que hoy conocemos como España.
Contrariamente a los métodos de producción de jabón de los países nórdicos, en los que se usaba grasa o sebo animal como principal ingrediente, en la zona de Castilla existía abundancia de cultivos y prensado de aceite de Oliva y muy pronto se descubrió que este importante ingrediente producía un jabón de una calidad muy superior.
El jabón de Castilla se convirtió en un producto deseado, no solo por sus beneficios para la piel, sino también porque pronto el mundo de la medicina descubrió sus valores. El jabón de Castilla también fue la primera elección de muchas de las familias reales de toda Europa.
Un jabón de Castilla genuino contiene 100% de aceite de Oliva exclusivamente, sin embargo, no es del agrado de todas las personas que solo se use aceite de Oliva en el jabón. El motivo de esto es porque produce baja espuma y resulta algo viscoso, lo cual rectificamos con facilidad añadiendo a la fórmula una poca cantidad de aceite de Coco.
Uno de los componentes más importantes del aceite de Oliva es el ácido oleico en un porcentaje de aproximadamente 60%-80%. Esto significa que el aceite de oliva es un regenerador y humectante natural de la piel, extrayendo humedad del aire y manteniendo la piel suave y flexible. El jabón resultante que produce el aceite de Oliva al saponificarse es muy suave y delicado. El aceite de Oliva también contiene Escualeno que tiene la capacidad de ayudar a la piel a retener la humedad al mismo tiempo que nutre y suministra protección para todo tipo de pieles, especialmente las secas y sensibles. Es no-graso y no-comedogénico, lo que significa que de ninguna manera restringe u obstruye los poros. También se ha probado que acelera el proceso de cicatrización, según se piensa debido al contenido de Vitamina E. El Escualeno de oliva ayuda a la capacidad que posee la piel para regenerarse y nutrirse naturalmente.
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